Pescamos nuestros primeros dorados!

14 de enero

l: 20º27.63 N L: 022º10,21 W
Rumbo: 273º Velocidad: 8 nudos
Viento: NE 5

Hoy hemos cruzado el Trópico de Cáncer. Lentamente va subiendo la temperatura, cada vez se quedan más piezas de abrigo en el armario. Ya hemos trasluchado y nos dirigimos rumbo oeste. No llevamos tangón a bordo, así que el ángulo máximo que podemos llegar a hacer con el viento es de 130º. Eso nos obliga a hacer bordos. Con la temperatura más cálida empezamos a aprovechar la popa para las duchas diarias. También empezamos a divagar, a falta de pesca intentamos pescar fitoplancton con una media, para hacer una nutritiva sopa. Navegamos una media de 180 millas en 24 horas.

Aparecen los primeros grobs que hacen incrementar súbitamente el indicador de viento, a menudo hasta 35 nudos. También ha aumentado la altura de las olas, que rozan los cinco metros. Como enormes paredes se yerguen delante de nuestra popa, afortunadamente nuestro velero es más veloz y se escapa antes de que se desplomen encima nuestro. Se hace difícil dormir, el cuerpo volando ingrávido nos provoca súbitos sustos.

Esta vez un grito de Juan nos saca del catre, soplan 40 nudos y es difícil controlar el barco. Ponemos el tercer rizo y enrollamos el génova hasta la medida de un tormentín.

El cielo encapotado dirige fuertes rachas de viento sobre nuestro pequeño pero duro velero. Una vez controlada la situación, se nos ha abierto el apetito y nos preparamos un enorme y copioso desayuno. Hoy cuesta dejar de mirar el mar: se ha convertido en una jungla de desordenadas olas, enormes y amenazadoras, la espuma blanca nos rodea, y el mar se tiñe de plateado oscuro. Manadas de peces voladores alzan el vuelo y brillan hasta zambullirse en el mar.

Buen augurio, significa que bajo la superficie salvaje hay vida marina: y por fin pescamos el primero de una larga lista de dorados corifenos. Pesa unos 5 kilos y va a acabar convertido en un sinfín de platos: carpaccio, sushi, pasta con pescado, al horno, frito y en ensalada. La cena en el cálido salón del barco es siempre acogedora, sorprende el contraste con el exterior, donde ruge el viento y las olas parecen querer hacer desaparecer el barco. Quedan ya tan sólo 2000 millas hasta nuestro destino..

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