Travesía Salvador – Joao Pessoa

Que buena sensación la de volver a navegar, no en las calmadas aguas de bahías y ríos, sino en mar abierto, con su oleaje caprichoso, sus fuertes vientos, sus horizontes infinitos. También llegan las incomodidades, volvemos a recordar que la navegación es dura, placentera pero dura, sobre todo por el maremoto que nos rodea, un mar desordenado que zarandea al Mischief de aquí para allá, de allá para aquí sin orden ni concierto. Dura también por esos constantes negros nubarrones que nos atrapan descargando fuertes chubascos encima nuestro, rizando velas para volver a sacar los rizos una vez pasado el nubarrón. También dura por el cansancio, las guardias nocturnas, el ruido de los cachivaches saltando de un lado a otro.. y Gina imparable, lo que requiere una atención absoluta sobre ella. Con este movimiento no se la puede dejar sola ni un segundo.

Pero todo lo compensa la sensación de estar sentada sola en el cockpit a medianoche, oyendo el viento silbar entre las velas y el susurro de las olas chocando contra el casco, el Mischief avanzando veloz a 8 nudos, feliz, contento, ligero.. Que bien se porta este barco! Como va tragando millas aunque sea con vientos de proa.

Nuestro objetivo ahora es el de subir por la costa brasileña rumbo norte hasta Fortaleza, para luego recorrer las 1000 millas que bordean el amazonas hasta llegar a la Guayana Francesa. Nos hemos propuesto hacer muchas paradas en el camino, tanto para conocer algo más este país como para que a Gina no se le hagan demasiado largas las travesías. Así que nuestro primer puerto de destino es Maceio, 250 millas al norte de Salvador. Dos días después de zarpar de Itaparica junto al Libertad fondeamos frente a su puerto comercial. Desembarcamos en la que creemos es la playa más sucia de todo Brasil. A nuestro paso se amontonan cientos y cientos de bolsas en la arena. Decidimos no quedarnos demasiado tiempo en esta ciudad, nos pasamos un día recorriendo sus calles y su bonito paseo frente al mar y hacemos una buena compra en el Bonpreço. Esperamos a que lleguen Silke y Terry, y al día siguiente zarpamos de nuevo rumbo a Joao Pessoa, capital del estado de Paranaíba, 200 millas más arriba. La mar está revuelta y una enorme ola del Atlántico nos empuja por el través, pero contamos con una corriente a favor en este trecho que nos propulsa hacia el norte.

Hemos pescado algo!” Jordi se lanza a popa.. y efectivamente un enorme dorado está luchando por liberarse de su anzuelo. Jordi va recuperando lentamente el sedal, el dorado tira de él con fuerza. Mientras Carla cuida de Gina, yo voy preparando las herramientas necesarias: el gancho para izar el enorme pescado, el martillo para acabar con su vida, la tabla y el cuchillo para cortar su jugosa carne, ah, y sin olvidar la cámara de fotos para inmortalizar la enorme bestia junto a la pequeña grumete. Mientras vamos acercando al animal poco a poco, empezamos a pensar en los manjares que vamos a engullir, en el carpaccio de dorado que prepararemos para cenar, .. es lo suficientemente grande para que podamos comer de él al menos tres o cuatro días. El precioso dorado está ya tocando la jupette del barco, cuando BZZZ… ZAS! De forma magistral se libera del anzuelo y salva la vida, desapareciendo en el infinito, dejándonos a nosotros con las bocas salivando. Así son las enseñanzas de la naturaleza. No se puede dar nunca nada por sentado, una vez gana uno, otra vez el otro. Y algo dentro de mí me dice que este precioso luchador se merecía seguir viviendo.

A las 4h de la madrugada llegamos a la desembocaruda del río Paranaíba. Con mucha cautela y en la oscuridad vamos buscando las boyas verdes y rojas que indican el canal de entrada en el río, finalmente decidimos fondear una hora delante de la ciudad esperando que salga el sol para continuar río abajo con luz de día. Fondeamos delante de la marina de Jacaré Village, propiedad de un francés y que atrae a muchos veleros franceses recorriendo la costa brasileña. Especialmente se trata de un club social, donde se reúnen muchos cruceristas con ganas de intercambiar historias y hacer barbacoas en su terraza. Gina juega con otros niños en la piscina del club, nosotros nos dedicamos a las caipis y al churrasco.. Aquí nos quedaremos una semana!